El ruido de las bombas despierta el infierno, mientras los niños mueren, los ricos prosperan eterno. La sangre de inocentes es su oro escondido, el sufrimiento ajeno es su juego preferido. Promesas vacías, discursos que son veneno, la guerra es su negocio, el lucro su terreno. Detrás de la política se oculta la avaricia, su hipocresía brilla, pero solo en la noticia. Las tierras se quiebran, los pueblos desmoronados, y en sus reuniones, planes de muerte firmados. Ellos dictan la ley desde sus oficinas, mientras la guerra consume muchas vidas clandestinas. La paz es un pretexto que venden sin sentido, la verdad es su enemigo, siempre lo han temido. En el hambre del pueblo ven su oportunidad, la miseria del pobre es su cruel realidad. Niños con lágrimas, ciudades en ceniza, y los líderes brindando con copas y sonrisas. Cada misil que lanzan es un grito olvidado, mientras huérfanos lloran, sus lujos aumentados. Hablan de justicia, pero es solo actuación, la guerra es un teatro, su vil producción. Matan el futuro, dejan todo en ruinas, y el mundo los mira, pero nadie los fulmina. La riqueza florece sobre tumbas de esperanza, y el miedo al silencio es lo único que avanza. Culpan al débil, lo llaman terrorista, pero el verdadero criminal está en la lista. Destruyen la fe, eliminan el camino, y el pueblo se pierde en un vacío divino sin destino. Las voces se apagan bajo el peso de las armas, y el dolor del mundo se convierte en sus karmas. Pero sus rostros ríen, inmunes a la culpa, cada muerte es un número en su calculadora oculta. Venden guerras como pan, con un rostro decente, pero su crueldad no tiene final aparente. Cada cuerpo enterrado es una estadística más, la humanidad se consume, todo queda atrás. Mientras firman tratados, su doble moral arde, el futuro se desvanece en una guerra de cobardes. Su codicia no cesa, su alma es un pantano, y el llanto del débil lo ven como lejano. Niños sin hogar, huérfanos del destino, sus vidas arrancadas por un odio asesino. Los poderosos miran, con orgullo y sin pena, ellos crearon la guerra, pero el pueblo la condena. El dolor es moneda, la muerte es su balanza, y la sangre derramada nunca tiene esperanza. Hablan de progreso, pero avanzan en retroceso, construyen su imperio en un oscuro proceso. La guerra alimenta sus bolsillos de poder, y la verdad es silenciada, nadie quiere ver. El sufrimiento humano es su herramienta cruel, mientras el mundo grita, ellos brindan con miel. Los campos de batalla son su fábrica de lucro, venden armas con sonrisa, su negocio es su truco. El amor a la patria es su frase más vacía, mientras destruyen hogares en su hipocresía. La guerra no es noble, ni justa ni digna, es la excusa perfecta para robar vidas ese es su paradigma. Yo soy Letra y Conciencia. Yo soy Letra y Conciencia. Yo soy Letra y Conciencia.